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sábado, 23 de septiembre de 2017

El día que la Madre Teresa de Calcuta fue sometida a un exorcismo por el “ataque del mismísimo diablo”


¿Quién no recuerda algunas de las escenas míticas de The Exorcist? Posiblemente, gracias a la adaptación de la novela de William Blatty el mundo miró con otros ojos este extraño ritual. Lo que muy pocos saben es que la santa entre las santas iba a sufrir en sus carnes un episodio de exorcismo poco antes de morir.

No sólo el cristianismo, existen otras religiones que realizan rituales muy relacionados con el exorcismo. Desde el hinduismo hasta el judaísmo, pasando por el islam. Con todo, no hay otra religión que haya acaparado más portadas y literatura sobre el fenómeno que los exorcismos cristianos, ya sean católicos o protestantes.

Es posible que el cine haya ayudado, de hecho, la demanda de exorcismos ha crecido en paralelo al número de portadas, artículos e historias que han surgido sobre el rito. En la actualidad, y sólo en España, se calcula que el 26% de las 69 diócesis tienen un exorcista, aunque esa cifra parece que comienza a decrecer con muchos críticos desde dentro de la propia iglesia.

Sea como fuere, en el pasado se trataba de un rito donde incluso los líderes prominentes de la Iglesia Católica han estado involucrados en exorcismos, casos como el del Papa Juan Pablo o el actual Papa Francisco. Sin embargo y como gran excepción, en el caso de la Madre Teresa fue ella la que estaba siendo exorcizada.

La Madre Teresa
Nacida el 26 de agosto de 1910 en Skopje, capital de Macedonia, Anjezë Gonxhe Bojaxhiu era la hija menor de Nikola y Drana Bojaxhiu. Agnes tenía tan sólo ocho años cuando su padre murió repentinamente en 1918. Desde entonces, la religión desempeñó un papel importante en la juventud de la joven, tanto en su experiencia en una parroquia local de Santa María, como en su fascinación por los misioneros y su trabajo en Bengala. De hecho, a los doce años decidió seguir una vida dedicada al catolicismo. Y no hubo vuelta atrás.

Como tal, Agnes, con 18 años de edad, dejó a su familia y su hogar en septiembre de 1928 para perseguir su objetivo de convertirse en misionera católica. Así se unió a la orden de monjas conocidas como las Hermanas de Loreto antes de viajar a la abadía de Loreto en Irlanda para aprender inglés.

Al año siguiente, Agnes viajó a la India, espacio donde tomó finalmente sus votos como monja el 24 de mayo de 1931. También adoptó un nuevo nombre, como a menudo lo hacían las entrantes a la orden religiosa, para simbolizar su nueva vida como misionera y monja. Agnes escogió el nombre de Teresa.

La Madre Teresa enseñó en la escuela para niñas de St. Mary’s (Calcuta) durante 15 años, permaneciendo allí incluso después de tomar sus votos solemnes en mayo de 1937. De hecho, la nombraron directora de la escuela en 1944. Los años que pasó enseñando St. Mary’s siempre fueron recordados por Teresa como los mejores, una contradicción, ya que no podía dejar de sentir la pobreza que reinaba en la ciudad de Calcuta.

La religiosa siempre contaba una fecha como el momento decisivo que cambió su vida para siempre. Ocurrió el 10 de septiembre de 1946, en un viaje en tren desde Darjeeling a Calcuta. Teresa afirmó haber experimentado un llamamiento para ayudar a los más pobres entre los pobres, una señal inequívoca para dejar su convento y establecer su propia comunidad religiosa dedicada a servir a los más necesitados.

Dos años más tarde, en 1948, se despide de su convento para recibir formación médica en el Hospital de la Sagrada Familia, en Patna. En algún punto de este pasaje de su vida Teresa se puso su icónico sari blanco con una franja azul, y se mudó a los barrios más pobres de Calcuta.

La Madre Teresa (de Calcuta)
Inicialmente, la lucha de Teresa se centró en abastecerse de comida y recibir suministros básicos para llevar a cabo su trabajo. Muchos años después, su diario revelaba las dudas que tenía una mujer a la que los suyos la santificaron. Cada noche, mientras rogaba por la comida que necesitaba, una parte (o algo/alguien, según la monja) de Teresa le decía que volviera, le tentaba a regresar a la vida relativamente cómoda que había conocido en el convento. Según recogían sus escritos:

"Nuestro Señor quiere que yo sea una monja libre cubierta con la pobreza de la cruz. Hoy he aprendido una buena lección. La pobreza de los pobres debe ser tan dura para ellos. Mientras buscaba un hogar, caminé y caminé hasta que mis brazos y piernas me dolían. Pensé cuánto deben doler en cuerpo y alma, buscando un hogar, comida y salud".

Entonces, el consuelo de mi antigua congregación de Loreto vino a tentarme. “Tú sólo tienes que decir la palabra y todo lo que quieras será tuyo de nuevo”, el que me tienta siguió diciendo ... Es una elección libre Teresa, mi Dios, y por amor a ti, deseo permanecer y hacer lo que sea tu santa voluntad. No dejé que viniera ni una sola lágrima.

Finalmente, la historia dice que Teresa se reveló a la tentación. Su trabajo fue recompensado en octubre de 1950 cuando el Vaticano le dio permiso para comenzar su propia comunidad religiosa: las Misioneras de la Caridad. Una organización que comenzó en Calcuta con sólo 13 miembros.

Para que nos hagamos una idea, en el momento de la muerte de Teresa, había crecido hasta las 4.000 personas, con miembros de todo el mundo que atendían orfanatos, hospicios y otras organizaciones caritativas. Por el trabajo de su vida, aunque no exento de polémica, recibió numerosos premios, entre ellos el Premio Nobel de la Paz en 1979.

Con los años, Teresa comenzó a arrastrar varios problemas cardíacos mientras envejecía. Sufrió un primer ataque al corazón durante una visita al Papa Juan Pablo II en 1983, y un segundo seis años después, en 1989. Tras experimentar una pulmonía en el 92 y seguir arrastrando los problemas del corazón, se ofreció a dimitir de su puesto, sin embargo, las monjas de la orden reafirmaron su liderazgo.

Teresa y el exorcismo
En 1995 su salud disminuyó mucho. En abril de ese año se cayó y tuvo una fractura de clavícula, y contrajo malaria en agosto. Por si esto fuera poco, experimentó un fallo del ventrículo izquierdo del corazón que requirió cirugía de corazón.

Fue allí, durante la hospitalización que tuvo lugar en 1997 mientras luchaba por dormir, cuando llegó el episodio. Según los informes, Teresa se sentía relativamente bien durante el día, pero al llegar la noche, comenzó a sentirme mal, la religiosa se quitó de encima el equipo de monitoreo del hospital y comenzó a sacudirse, cada vez más violenta mientras se arremolinaba a su alrededor.

Lo que estaba ocurriendo en aquellas cuatro paredes llegó a oídos del Arzobispo de Calcuta, Henry D’Souza. El hombre había compartido el mismo médico que la Madre Teresa cuando ambos fueron hospitalizados por problemas cardíacos. Cuando se enteró de la angustia de Teresa, llegó a una única conclusión: el diablo debía estar perturbando el sueño de la monja. Según el mismo D’Souza:

"Cuando los médicos dijeron que no podían encontrar una razón médica para su insomnio, pensé que podría estar siendo atacada por el mismísimo diablo ... Quería que se tranquilizara y por eso le pedí a un sacerdote, en nombre de la iglesia, que realizara un exorcismo para Teresa".

A partir de este punto existe cierta controversia sobre lo sucedido. De hecho, en un primer momento hubo gente que se opuso a practicarle el ritual a la monja, muchas personas cercanas al Arzobispo dudaban que la Madre Teresa hubiera consentido tal práctica sobre unas oraciones más tradicionales.

Sea como fuere, D’Souza finalmente reclamó al sacerdote local, el padre Rosario Stroscio de Sicilia, quién realizó un exorcismo completo sobre la Madre Teresa. Llovieron las críticas desde muchos puntos de la Iglesia Católica. De hecho, el sacerdote local acabó cambiando su discurso y dijo que simplemente oró por la Madre Teresa para ayudar a aliviar su insomnio y su paz interior. Rosario Stroscio incluso negó sus propias palabras semanas antes, y dijo meses después que jamás pensó que estaba poseída por un espíritu maligno.

En cuanto a D’Souza, el arzobispo guardó silencio sobre el ritual de exorcismo hasta cuatro años después de la muerte de la Madre Teresa, y sus acciones, como se ha señalado posteriormente, dejaron a muchos católicos confundidos y enfadados.

Los exorcismos realizados por la Iglesia Católica por lo general sólo se producen después de revisiones exhaustivas de la persona para descartar cualquier cosa física o psicológica que puede causar los disturbios. El ritual del exorcismo católico consiste en la repetición continua de oraciones y órdenes de expulsión, y el uso de objetos que puedan repeler al ente (demonio, diablo o como lo quieran llamar). El exorcismo en la teología católica halla su base en los textos evangélicos donde se narran las liberaciones y expulsiones de demonios que realizó Jesús.

En España y según el Arzobispo de Madrid, los posibles casos de exorcismos implican un proceso de discernimiento largo, en el que intervienen “personas espirituales y profesionales de la psiquiatría”. Hace unos años, la British Medical Journal publicó un estudio que ponía en pie de guerra a los creyentes del diablo.

Los investigadores afirmaban que los síntomas de esquizofrenia todavía estaban siendo catalogados como posesiones demoníacas por algunos sacerdotes. La publicación se basaba en varios casos, como el de la española que padecía este trastorno y que le habían practicado varios exorcismos.

Por cierto, el día del exorcismo a Teresa la oración funcionó. Ya fuera el diablo, que tenía prisa, o la diatriba del sacerdote, que Teresa terminó por fin durmiendo plácidamente.

(FUENTE: es.gizmodo.com)

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